Quién no se acuerda de los momentos lúdicos que ha pasado a lo largo de sus días. En un pasado, en un presente o los que puedan llegar en un futuro.
Cuando era tan sólo una cría, tenía muchos de esos momentos, eran los que me hacían más dichosa, tuve la suerte de disfrutar con mis padres porque ellos lo hacían por nosotros.
Hacíamos todo tipo de cosas, una de mis favoritas era ir caminando por senderos llenos de verde y maravillosos paisajes propios de cuentos de hadas y recolectar todo tipo de vegetación como: castañas, nueces, setas, champiñones, etc... y todo ello amenizado con las explicaciones de mi padre; autentico experto en la materia.
Mi padre, ¡qué persona! su vida no fue un camino de rosas y estoy segura que tendría mil historias con las que llenar este rinconcito del ciberespacio con las que deleitaría, a todos aquellos que gustaran. Como decía, tuvo que trabajar desde muy temprana edad, no pudo optar a una educación, aquellos tiempos eran más difíciles. Solo con decir que era época de bandoleros tal como Curro Jiménez. Jeje.
Un poco endurecido por los golpes de la vida, con un carácter explosivo, pero en el fondo una bella persona.
Y después de estos largos paseos llenos de lecciones sobre la naturaleza y canciones, el merecido descanso del guerrero; en el merendero más cercano. Para deleitar nuestros paladares con quesito y chorizo, acompañado del típico pan casero. Risas, alegría y juegos. ¡Que maravilloso eran aquellos años!. Era otra inocencia, que los niños no tienen hoy en día. ¡Eran otros tiempos!.
Estoy segura que tendréis mucho que decir sobre momentos tan mágicos como estos y tomar nota para dejar una herencia de ellos a vuestro futuro.
* No se recuerdan los días, se recuerdan los momentos.
* Por si no lo sabéis, de eso está hecha la vida; sólo de momentos. Pero si pudiera volver atrás, trataría solamente de tenerlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario