lunes, 28 de diciembre de 2009

Estos días de Navidad



Otro año más, para disfrutar de estas fiestas, este año con un matiz diferente, pero muy parecidas al año anterior.

Nuestra ilusión, que seremos padres si todo va bien, a finales de abril o primeros de mayo.

Es el mayor regalo de estas Navidades y no pedimos más, bueno sí, que todo salga bien, que las cosas sean un poquito más fáciles; igual es pedir un pequeño milagro, pero confiamos que todo lo que nos preocupa se vaya resolviendo.

Pero os quería comunicar, en especial me siento feliz ya que sabemos que nuestra cosita viene bien. No le falta ni las manitas, ni piececitos. Sus pulmones, hígado, riñones y corazoncito van bien.

Me llena de una especial emoción cuando entre dudas y una afirmación nos comunican: es niña; en ese momento mis ojos se humedecieron y no me interpretéis mal, si hubiera sido niño le hubiera querido igualmente.

Ahora en mi imaginación, no puedo dejar de pensar: cómo será su carita, a quién se parecerá. Aún así la ecografía sacó una enorme sonrisa de mis labios, pues su perfil es bien parecido al de su padre.

Grandes mofletes y labios apelotonados, espero que parte de su genética sea también algo mía.

No dudo, para mí será la cosita más bonita y más rica que habrá para sus padres y abuelos.

En fin, es toda una experiencia a la cual centro todos mis sentidos, para no perderme nada por el camino: mis cambios emocionales, físicos y mal estar corporal.

Hoy la siento dentro de mí, ya forma parte de estas fiestas y las venideras, aún serán mejores; llenas de gozo y alegría con el ingrediente más dulce, nuestra pequeña, seguro nos llenará la casa de risas y locura.



" Tal vez el mejor adorno de navidad es una gran sonrisa.
Si no sabes qué regalar a tus seres más queridos en Navidad,
regálales tu amor. "


"¡ Feliz, feliz Navidad, lo que hace que nos acordemos de las ilusiones
de nuestra infancia, le recuerde a los abuelos las alegrías de su
juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar. !


" Para los buenos momentos, gratitud.
Para los malos, mucha esperanza.
Para cada día, una ilusión.
Y siempre, siempre, felicidad.
Esto es lo que te deseo para el 2010 "

lunes, 14 de diciembre de 2009

Historia de Navidad. " La mecedora "


No sé exactamente cuando llegó, cuándo se instaló en nuestras vidas, pero halló su lugar en el salón y hoy día sigue allí.

En un comienzo imagino que fue por las temporadas que la abuela pasaba en casa, no lo sé, pero a los ojos de la pequeña niña de mirada triste era un objeto mágico.

Muchas tardes observaba el compás rítmico al que su abuela se mecía, con ojos expectantes esperaba la respuesta de su cuerpo recostado, con un gesto de sus cansados y frágiles brazos en jarra, acudía como un rayo y se acomodaba en sus haldas, ambas recostadas admirando una postal otoñal a través del ventanal e imnotizadas con la dulce melodía del bamboleo, hasta que la pequeña niña cerraba sus ojitos y caía en sueños dulces.

Ese objeto maravilloso llenó su mente durante mucho tiempo, pues cuando ya poseía consciencia más madura, no dejó de pensar que la mecedora era algo entrañable y que algún día, muy lejano, cuando su vida fuera de ella, habría un lugar en el que tendría cabida.

Aquella mujer de mirada triste, encontró su lugar en esta vida, con las personas que la querían y junto a la persona que la respetaba y aceptaba su ser, todo lo que ella era. Para lo bueno y lo malo, en la riqueza y la pobreza, en la salud y enfermedad. Formaban una pareja.

El tiempo se fue sucediendo y la vida fue avanzando, aquella mujer de mirada triste deseaba su propia familia, la felicidad, una pequeña vida que iluminara su existencia, después de intentarlo y desistir en conclusiones y sentimientos negativos.

Un pequeño rayo de luz, llenó su desesperación y por fin entre lágrimas de alegría la felicidad les llegará si dios quiere y todo va bien en mayo.

Pero dónde hemos dejado esta historia...

Aquella tarde invernal daba paso a la oscuridad de la noche y las luces de los adornos que anunciaban la esperada Navidad resplandecían iluminando cada calle, cada paso de cebra, cada bar...

Su triste mirada recayó en un escaparate de adornos, todo tipo de muebles auxiliares y como si la gravedad la atrajera, sintió que tenía que entrar; todo era maravilloso: rinconeras de caoba, paragüeros de roble, cuberterías. De todo, hasta ropa de futuros retoños.

Fue entonces, cuando su mirada la encontró, en una esquina. Volvieron los recuerdos de aquel objeto mágico que un día de su infancia se instaló en su pequeño corazón, aquel al que anheló en sus pensamientos, como un impulso corrió hacia su reposo, halló el sitio de su infancia donde nunca se perdería, donde sería ella, junto a su retoño recordando postales otoñales frente al mirador, pero hoy sería ella la que prestara sus frágiles brazos al abrazo de su tan esperado bebe.

Hoy reposa en mi sala de estar y ya forma parte de mi historia, algún día espero que forme parte de la de mis hijos.

Esa mecedora entrañable.