lunes, 12 de enero de 2009

Recuerdo



Para muchas personas el día a día, se convierte en una rutina que acaba minando las ilusiones de otros tiempos, aplastando los recuerdos de rostros que un día encendieron un corazón, pero llega una mañana que como de costumbre coges el metro y entre los pasajeros un rostro vuelve a iluminar el vagón y vienen los recuerdos de otros tiempos mejores.

Os dejo esta letra de Ismael Serrano que no tiene desperdicio y que está llena de grandes sentimientos.

Me levanto temprano, moribundo,
perezoso resucito, bienvenido al mundo
con noticias asesinas me tomo el desayuno.
Camino del trabajo en el metro
aburrido vigilo las caras de los viajeros
compañeros en la rutina y en los bostezos.

Y en el asiento de en frente,
un rostro de repente,
claro ilumina el vagón
en sus gestos traen recuerdos,
de otros paisajes otros tiempos
en los que una suerte mejor me conoció.

No me atrevo a decir nada,
no estoy seguro,
aunque esos ojos sin duda son los suyos,
más cargados de nostalgia, quizás mas oscuros.

Pero creo que eres tú, y estas casi igual
tan hermosa como entonces, quizás mas
sigues pareciendo la chica mas triste de la ciudad.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde los primeros errores?
¿Del interrogante en tu mirada?
La ciudad gritaba y maldecía nuestros nombres,
jóvenes promesas, no, no teníamos nada.

Dejando en los portales
los ecos de tus susurros,
buscando cualquier rincón sin luz,
“agárrate de mi mano,
que tengo miedo del futuro”,
y detrás de cada huida estabas tú, estabas tú.

En las noches vacías,
en que regreso,
solo y malherido, todavía me arrepiento
de haberte arrojado, tan lejos de mi cuerpo.
Y ahora que te encuentro,
veo que aun arde, la llama que encendiste,
nunca, nunca es tarde,
para nacer de nuevo, para amarte.

Debo decirte algo,
antes de que te bajes,
de este sucio vagón y quede muerto,
mirarte a los ojos y tras de recordarte,
que antes de rendirnos, fuimos eternos.
Me levanto decidido y me acerco a ti,
y algo en mi pecho se tensa, se rompe.

¿Cómo estás?
¿Cuánto tiempo te acuerdas de mi?
y una sonrisa tímida responde:
Perdone, pero creo que se ha equivocado,
Disculpe señorita, me recuerda tanto
a una mujer que conocí hace ya algunos años.

Más viejo y mas cansado vuelvo a mi asiento,
aburrido vigilo las caras de los viajeros,
compañeros en la rutina y en los bostezos...

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