Cuantas personas sienten la soledad en su vida, la introversión en su mundo sin una conexión en este tren de alta velocidad que es la vida.
Muchas de estas personas necesitan sentirse seguras, acompañadas por un interés desmotivado de cualquier ser que se brinde a vivir un silencio a veces inevitable, como puede ser una enfermedad terminal, autismo, ancianos, personas depresivas...
Incluso tú. Esos seres son los animales, entrañables bolitas de pelo con mirada inocente y perceptivos al estado anímico de sus dueños. Al final forman parte de ti, de tu vida y sufren cuando no te ven bien.
En mis momentos más bajos, llegó a mi vida una gatita Neli, mezcla siamés y callejero.
En cuanto la vi me enamoré de ella y creo que el sentimiento fue mutuo, me ayudó mucho en mi soledad, ella lograba calmar mi tristeza pues la sentía y no hacía más que brindarme su compañía a todas horas. Cuando me veía llorar se acercaba tímidamente y metía su hociquillo entre mis brazos y me chupaba, muchas noches antes de dormir acudía a mi cama y como de una personita se tratara se ponía entre mis brazos con la cabecita apoyada en la almohada y ambas nos quedábamos fritas, luego mi madre venía y se la llevaba. Cuando me echaban la bronca ella acudía y le maullaba para defenderme.
Es increíble el cariño que se les llega a coger, era parte de mí y yo de ella. Y cuando llegó su final vino a morir a mi cama, junto a mí. Ahora mientras lo recuerdo me salen las lágrimas. Intenté hacer todo lo que pude para que se salvara de su destino, pero la vida tiene un plan para todos. Al final tuve que sacrificarla porque se estaba apagando, pero al igual que ella me acompañó en mis más bajos momentos, yo estuve con ella hasta que se apagó como una velita, ella me miraba y yo le hablaba. - Tranquila, estoy aquí, ya no sufrirás, siempre te recordaré, siempre estarás en mis pensamientos.
Y murió en mis brazos. Me la llevé conmigo y de algún modo simbólico mi hermano y yo la llevamos al caserío que la vio nacer, luego la enterramos en el caserío de mi tío.
Sé que mucha gente, no entienden a personas que como yo respetan a cualquier ser vivo, pero me da igual, ella me marcó.
Después de ella llegaron Sali, aún vive pero con mis padres, Kay que lo recogimos de la calle, el pobre ya estaba tocado: nos duró un año, un mes, una semana y un día, murió de cáncer y se apagó en mis brazos y Chocolate que es el granujilla que hoy día nos vuelve chinos a mi media mitad y a mí pero formamos una familia, mi familia.
Aquellos seres entrañables que con su presencia, con su contacto, logran que muchas personas cambien su actitud, se sientan útiles.
2 comentarios:
Como conocí a Neli en un momento en que pensaba que iba a sacarme los ojos por acercarme a su defendida con no del todo claras intenciones, y Sali es una psicópata que acabará por comerse a tus padres mientras aún sigan calientes, sólo tengo buenas palabras para "los nuestros".
:-D
Y como de Kay ya hablé en su momento, sólo diré que Chocolate es tan divertido como su nombre, y sigue con esas orejotas de Dumbo.
Es nuestra familia, extraña familia (o no tanto), que nos da disgustos y alegrías como cualquier otra.
Muy emotivos tus posts, no me extraña que te estés ganando a los lectores.
Salu2!
El anti minino de la pradera, que ahora se le cae la baba con todos los que hemos tenido hasta el momento. Y luego dicen que los animales no tienen sentimientos. Ya sé que desde que me conoces has descubierto el maravilloso mundo de los felinos.
besis
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