En la vida hay todo tipo de momentos, mientras que en una parte del mundo unos ríen, otros lloran; unos nacen, otros mueren y así sucesivamente, el ciclo de la vida. Si nos pusiéramos a pensar y ha citar todos y cada uno de los acontecimientos que suceden, no habría papel suficiente para escribir.
Pero hoy sólo quiero mirar esa parte que nos hace sentir mejores, esa parte con la que disfrutamos, esos momentos que hacen crecer el espíritu y te sientes tan lleno que piensas que nada ni nadie podrán quitártelos.
Y es que no se necesita ser la persona más rica del planeta, para disfrutar de esas pequeñas cotidianidades de la vida.
Acompañada o a solas con tus pensamientos no necesitas nada más.
No penséis que en mi vida sólo prevalece la tristeza, también tengo muchos de esos maravillosos momentos.
Paso la mayor parte de mi tiempo sola y esto puede agobiar a muchos, pero yo no tengo tiempo de agobios; he aprendido a ocupar mis espacios en muchas y variadas cosas.
Disfruto cocinando, imaginando que alimentos puedo mezclar para descubrir nuevos sabores.
Innovar mi viejo recetario de repostería, me gusta intentar crear, aunque todo lo que se pueda descubrir en este terreno puede que esté más que descubierto. Pero quien sabe...
Alimento a mis mascota Chocolate, con mis cariños y él con los suyos, nos hacemos compañía la mayor parte del tiempo y a veces nos hablamos y trasteamos, hasta que uno de los dos se cansa por agotamiento.
Me encanta poner música a mis días, anima y hace ver las cosas de una manera más positiva, de vez en cuando te hace soñar y vagar por tus pensamientos y a la vez es una manera de desentumecer los pies para que cobren vida y dancen.
El placer de disfrutar de un buen libro en tu sofá no tiene precio, si lo intentáis veréis que es mejor que ver una película. Tú le pones el aspecto y vida a los protagonistas.
Crear un blog en el que os pueda contar un poquito como soy, en el que dar rienda suelta a mi imaginación y creatividad, es un buen ejercicio.
Paseos en largas tardes, para bañarte con el calor del sol y regalarte una vista y sonidos que nos ofrece la naturaleza.
O entrar en una cafetería y tomarte un café con leche mientras lees el periódico y haces los crucigramas, o haces una quedada con las amigas y te pones al día de todos los acontecimientos en sus vidas.
Hacer yoga para revitalizar cuerpo y mente.
Algo tan sencillo como darte una buena ducha y agradecer como el agua acaricia tu cuerpo y arrastra las cargas de un día duro.
Y como no, comerte un buen pedazo de tarta u otro dulce que alimenta el espíritu y hace que tus sentidos se endulcen un poquito más.
Nada tan mágico como sentirte bien acompañada por tu pareja disfrutando un fin de semana de largos pensamientos compartidos, un buen bocata del Krunch y la alegría de ver como disfruta de un helado con un toping de chocolate.
Estas son cosas tan sencillas que alimenta nuestro espíritu, lo importante es hacerlas sintiéndose feliz con uno mismo.
Si uno quiere la vida no tiene por qué ser complicada, hay que saber valorar, y poner sentimientos buenos en todo lo que haces.
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