En posts anteriores os cuento los pasos y momentos festivos previos a una boda.
Seguramente muchos habréis acudido alguna vez a un evento como es este, yo he ido a unas cuantas y sé que cada protagonista de esta ocasión quiere que sea el día más recordado por todos; por la originalidad, por un menú amplio y rico, por unos invitados que aporten algún momento gracioso y su participación, por unos regalos apañados y funcionales a la par que bonitos, esto es como: un Kinder sorpresa (algo nuevo, rico y con premio).
Por unas fotos de calidad y un baile que haga historia y por supuesto que no falte la priva para agarrarse un melocotón de tres pares, en fin digna de recuerdos.
Todos los novios buscamos ser originales, nosotros no quisimos ser menos y estoy contenta con el resultado, creo que al margen de la nuestra, todos intentamos hacer con mucho cariño, para que se acuerden de ese día.
MEMORIAS: 8. Sept. 2007
Toda la semana ha sido una locura, locos nervios, atar cavos, últimos preparativos y esta noche pasada; un pantano de arenas movedizas en las que me hundía sin llegar a tiempo a mi gran momento.
Mientras en otro lugar llamado Durango, él estaba en casa con su amigo viendo un partido de baloncesto y cenando una hamburguesa.
Y pensar lo que te ocupan los preparativos, para que todo se evapore en unas horas, pero ¡qué dichosas horas!
En fin que me levanto para darme esa duchita tan reparadora para desentumecer los músculos y con un buen desayuno para comenzar una jornada de preparativos antes del momento vestido.
Peluquería, acudimos mi madre y yo, ¡a ver qué pelos nos dejan!. Allí aparecen todas mis amigas para prepararse y se anima el ambiente. Nos despedimos hasta el momento X.
Vamos al pueblo vecino a maquillarnos, con suerte todo marchará bien. Me aconsejan que aguante sin echar la lagrimilla; la novia siempre debe estar perfecta.
De vuelta a casa de mis padres para vestirnos y enjoyarnos. Mi amiga viene ha ayudarme. ¡Menos mal!, mi madre está atacadísima. ¡Ni qué se casara ella!.
Con una lencería que quita el sentido, un vestido el hipo, unas joyas de vértigo y unos zapatos escandalosos. ¡Qué voy a decir yo! jejeje...
Perfumada para la ocasión, ya estoy lista para lo que venga.
Primeras fotos en casa y el padrino listo para marcharnos a unos 30 kilómetros del lugar elegido para dar nuestro sí quiero.
El viaje algo meneadito, conduce mi hermano y mi padre no le quita ojo, al paso que vamos van a salir los adornos del coche volando por el aire.
Nos encontramos a familiares de Madrid por el camino sacándose fotos. ¡Pero bueno!, la novia siempre llega la última.
Por el camino parados ya que mi madre lleva a la madrina y se supone que tienen que llegar antes que nosotros.
Como acabará todo esto ...
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