Soy otra víctima de este plan que idearon unas amigas muy traviesas y salidas, para pasar una noche loca llena de momentos divertidos, de los que hoy recuerdo con cariño.
En un comienzo, nunca pensé ni por asomo que cuando me casara, alguien me organizara una despedida de soltera; primeramente porque pueden ser muy puñeteras y disfrazarme de un modo ridículo y reírse de mis pintas y no conmigo.
Pero siendo justas con ellas, tengo que decir a favor de las acusadas que se portaron bien con una servidora y fue una de las veladas más divertidas que he pasado.
Os pongo en antecedentes: como es lógico organizaron todo en secreto, lo único que hice fue juntarlas para que hicieran y deshicieran un plan maquiavélico.
Lo poco que me dijeron, es que querían celebrar una cena y pasar una noche de marcha, así que la condición fue que me vistiera de negro y con ropa interior negra, ese instante fue mosqueante.
Y digo yo: ¡que coño tendrá que ver!, como si me ponga unas bragas de color rosas, en fin...
Así lo hice y me presente en el bar donde era la quedada, allí estábamos todas emocionadas, riendo, hablando y lo más raro pintándonos las uñas de negro.
Ya me olía que la noche no iba a ser muy normalita, parecíamos cromos de repetición, todas de negro.
Nos repartimos en dos coches y nos fuimos a la búsqueda de la amiga que faltaba, no me pareció sospechoso, ya que es madre y tenía que dar pecho a la peque.
Me vi subiendo unas escaleras que conducían a su loca, y de pronto todas: jijiji... jajaja...
Sacándome fotos. ??? En mi pensamiento: ¡hay madre!
Y en un cuartito, me hicieron desvestirme.
¿Como creéis que acabé?...
Todas de gatas y la más salvaje yo; fue como si me metiera en el papel. Jeje...
Nos pusimos nombres y acabamos en Vitoria cenando en un restaurante en el que tenía muchas mesas ocupadas por chicas y chicos que al igual que yo y mis amigas estaban de despedida.
Interactuamos con otras disfrazadas, lo pasamos bomba, gritos, alborozos, desmadre y a disfrutar. La tarta fue como ya sabéis de forma fálica y los regalitos entonaban con el momento, eróticos. En fin que me lo pasé...
Sólo el momento, las caras y su compañía dan fe que pude disfrutar de algo que hoy no pensé que tendría. Mi despedida de soltera.
Y un bonito recuerdo plasmado en las páginas de un álbum que me hicieron de regalo, con todas y cada una de las imágenes de esa noche y cada una de ellas con una pequeña historieta, a cada cual más graciosa.
Os lo agradezco, sin vosotras no hubiera sido posible, un beso a todas.
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