martes, 7 de abril de 2009

Extraños días



Sin lugar a dudas, fue una de esas semanas horribles, en las que bagaba por el lugar donde trabajo, las personas pasaban a mi alrededor y miles de murmullos y conversaciones se hacían eco de todo el centro comercial.

Una marabunta como hace tiempo, si mal no recuerdo en navidades, cuando aún no se había hecho presente todos los síntomas de la crisis.

Asqueada de todo lo que me rodeaba, sólo tenía ganas de gritar, salir corriendo, de mandar a todo el mundo a...

Siempre aguantando, siempre soportando las miradas críticas de los clientes, preguntas incoherentes y razonamientos pobres.

Viendo esto no puedo evitar pensar, que las personas en el fondo son manzanas podridas, seres egoístas que no les importa nada más que su vida, sus intereses, su bien personal.

No sé, si yo entiendo esto, todos podemos tener de todo, no más que unos u otros. Pero siempre me pregunto: ¿ por qué somos así ?.

Sigo sin entender...

El día está siendo agotador y no me siento ya en mí, sigo arrastrándome por todo el establecimiento, mientras trabajo no puedo evitar: ver, observar; pero estoy en otro lugar, quiero estar en otro lugar.

Las horas pasan a cuenta gotas. ¿ Cuándo tocará a su fin este día infernal ?.

Estas sombras en forma humana son vampíricas o lobos disfrazados de corderos.

No es que sea mejor que nadie, pero mis pensamientos son más limpios, menos egoístas.

Aunque con este día es imposible, no dejan de avasallar, preguntar, marear, exigir; sacan lo peor que hay dentro de mí.

Intento coger las riendas que atan mis pensamientos, mi voluntad y mi boca para no gritar como una loca poseída, diciendo todo lo que pienso.

Mientras sigo caminando y entonces una niña se acerca como un tornado hacia mis piernas, algo dentro de mí despierta y la luz se hace paso sólo su aspecto ya me saca una sonrisa, su rostro dulce y sus ojitos expresivos con su nariz llena de moquitos, me mira y me dice algo ininteligible eneveee...iente... ?, me quedo estupefacta porque no comprendo qué me dice iente... ?. Me agacho y entonces descifro su curiosidad ¿ a ver que pendientes?...

Se me iluminan los ojos y todo se rompe dentro de mí, una sonrisa aflora y la niña tímidamente atrapa uno de mis pendientes y una exclamación. Alaaaa !...

Un grito de su madre rompe la magia, ambas miramos en esa dirección; es cuando veo a todos esos vampiros deshumanizados que cambian mostrando una sonrisa de curiosidad en sus rostros.

Echa a correr y sólo pienso mientras retomo mi trabajo, mi sonrisa sigue conmigo, me ha dado alegría.

Sólo puedo pensar como ha salvado mi día.

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