jueves, 23 de abril de 2009

Frágil como una amapola



A veces pienso que soy tan frágil como una amapola, y que en cualquier momento perderé todos mis pétalos por así decirlo.

Se apodera de mí una debilidad física y mental que no se muy bien como invade mi ser y es este terrible cansancio físico y a la vez se junta con mis emociones, me hace perder todo el control, ¡ y yo qué creía ser indestructible !.

Soy consciente de la capacidad que tengo sobre mí, pero a veces me niego a derrumbarme, por los demás , por mí. A veces no se decir: " hasta aquí ".

En mi ingenuidad, yo creía hace tiempo que nada me pasaría, que yo todo lo podía, me sentía como un junco de apariencia frágil pero fuerte al mismo tiempo.

Hasta que un día te sucede algo, te enfermas y ves lo englenge que puedes llegar a ser lo poquita cosa que eres.

Hoy es uno de esos días, en el que no puedo con mi cuerpo, llevo tanto cansancio arrastrando de días, semanas, meses; que estoy esperando ver en qué momento me quebraré del todo y quién recogerá los trocitos de desesperación, impotencia y frustración.

No sé exactamente de dónde viene mi fuerza, mi predisposición al sacrificio.

Pero ahí está. No sé si para bien o para mal.

Espero el cambio, yo debo decidir, el momento en saber mirar por y para, poco a poco las cosas marcharán.

Aprender a hacer las cosas sin pensar tanto y a vivir la vida.

MUY IMPORTANTE: QUERERSE A UNO MISMO.

Ponerse límites a uno mismo Suena tonto a simple vista y puede que todo el mundo los tenga por defecto o por costumbres.Sin embargo hay límites que trabajar sin importar lo que el resto del mundo piense, porque son tus límites y quien te quiera debe respetarlos y sobre todo para poder respetarte a ti mismo y mantener una actitud de seguridad a lo largo de la vida.

Sin límites quedas a merced de las apetencias ajenas, cedes en todo y la mayoría de las veces actúas por pautas de comportamiento sin darte la opción de preguntarte si es lo que quieres o no.

Tienes el derecho a decir con total libertad: “hasta aquí hemos llegado”.

No es compatible con el bienestar psicofísico el intentar agradar a alguien constantemente a cualquier precio perdiendo el respeto por uno mismo.

Las inseguridades son la fuente que provocan que la gente se comporte conforme a lo que quieren los demás y dejar tu postura clara ayuda a que los que te quieren te conozcan y los que no sepan hasta donde pueden llegar contigo.

Esta postura es tan importante como la personalidad o el amor propio…incluso, de alguna forma, relacionados.

Son ingredientes importantísimos e intransferibles, para, primero, quererte tú y, después, que te quieran los demás tal y como eres….sin reservas.

Esto es lo que hay…como dijo un día alguien: “Más no hay pero menos tampoco”.

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