En mis clases de yoga no solo cultivas la mente y el cuerpo sino que también aprendes a valorarte un poco más y a vivir siendo consciente de tus limitaciones, pero no cerrándote puertas sino intentando ir más allá, olvidando los miedos. Hoy es uno de esos días que he salido feliz pues nos ha recordado la historia del elefante encadenado, como ya sabréis muchos, de Jorge Bucay. Pero la contaré para aquellos que no la conocen.
Había una vez un circo y como ya sabéis había muchos animales; entre ellos estaba el elefante que llamaba la atención de muchos niños. Todos ellos quedaban impresionados por su tamaño, sus acrobacias y su fuerza... Pero después de las actuaciones el pobre animal, permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena en sus patas.
Un niño que lo observaba no podía creer que algo tan grande y fuerte pudiera permanecer tan quieto, atado en una diminuta estaca y que en cualquier momento podría liberarse y huir. Pero y entonces ¿por qué no huía?
El niño confuso preguntó a su padre: ¿por qué no se va?. El padre le contestó: Porque está amaestrado. El niño volvió a mirar a su padre y le dijo: Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?. Pero no recibió respuesta alguna.
Con el tiempo, el niño se olvido del elefante. Pero un día alguien más sabio le dijo: "El elefante del circo no se escapa porque ha permanecido atado a una estaca desde que era pequeño."
Entonces el niño que ya no era tan niño. Imaginó a un pobre e indefenso elefantito atado allí, día y noche; luchando por soltarse y a pesar de su esfuerzo no pudo porque entonces esa estaca suponía algo demasiado fuerte para él. Hasta que el pobre elefantito se resignó y acepto su destino. Todo esto se le quedó grabado y por eso cree que no puede soltarse. Sus recuerdos no dejan que lo intente y por eso no lo hace.
Uno se da cuenta que todos vamos atados a una estaca o arrastrando lastres, que nos quitan la libertad, pensamos que "no podemos" hacer cosas simplemente porque una vez lo intentamos y no lo conseguimos. Todo esto se nos grabó como al pobre animal de esta triste historia y rechazamos el intentarlo de nuevo por miedo a fracasar.
Muchos vivimos condicionados por el recuerdo y no somos conscientes que en esta etapa hemos podido cambiar y que ahora puede ser.
La única manera de saber si puedes, es intentarlo de nuevo poniendo en ello "todo tu corazón".
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