domingo, 19 de julio de 2009

¡ Qué coño !



No comprendo porque nos devanamos tanto los sesos pensando el por qué de todo, es una completa pérdida de tiempo, porque la vida se va a cada suspiro, y como algunos dirían: ¡ Qué coño !, vivamos pues sin pensar demasiado.

Estoy más convencida de que hay que disfrutar lo que haces, sientes, dices... en cada momento de tu vida; ya que todo llega y todo pasa, de nada sirve regodearse en sentimientos negativos, es tiempo que no sonríes, que no disfrutas, que no aprendes, que no vives.

Repite conmigo ¡ qué coño !.

Todo lo que sea será al margen de lo que cada uno quiere, el camino te puede llevar por muchos derroteros.

A modo personal, tengo que seguir aprendiendo, y una de las lecciones de estos 15 maravillosos e inolvidables días de julio y lo que resta de mes, me diré una y otra vez: ¡ qué coño !.

Nada de presiones, todo llegará cuando sea prudente, así que he decidido ver la botella medio llena y sonreír, o quitar hierro a los malos momentos, cada vez que flaquee, me acordaré de este post y me repetiré antes de acostarme o en cada momento que decaiga ¡ qué coño !, me lo recomiendo y os lo recomiendo.

Para esas personas que se sienten rendidas, cansadas por cualquier motivo, incluso por razones de natividad. ¡ Qué coño !.

Para una pequeña pero bonita familia porque el destino les ha regalado una pequeña sonrisa en forma de duendecillo , para Lucía con esa pequeña y respingocita nariz. Como diría tu madre ¡ qué mona eres !.

Ya sabes Mari, cuando te encuentres rendida, somnolienta por esas noches de vela continua, de pañales cagados, de tetas hinchadas. ¡ Qué coño !, por un parto de veinte horas, en el que has sabido ver el vaso lleno porque al ver la carita de tu nena se pasaron los dolores.

Disfrutar de la vida, es la mejor carrera que podemos hacer, y la paciencia y la razón serán nuestras aliadas, así que nunca te olvides de esto y repite una y mil veces ¡ qué coño !, ¡ qué coño !.

Este cuento está dedicado para una duendecilla muy especial a la que yo la llamo con mucho cariño garbancito, es para ti Lucía.


EL DUENDECILLO DE LOS SUEÑOS

-Mamá, cuéntame un cuento –dijo la pequeña Lucía.
-Está bien, mi niña, te hablaré de una historia que me contaron cuando tenía tu misma edad –le dijo su mamá.

“Todas las noches, el duendecillo de los sueños hace que todos los niños del mundo se duerman. De noche, cuando sabe que ningún niño puede verlo, el duendecillo se acerca a los que están arropaditos en su cama o en su cuna y les da un beso, muy tierno en sus sonrojadas mejillas. Ese beso era mágico y hacía que cada niño tuviera un bonito sueño. Pero ese duendecillo era muy tímido y vergonzoso y si ve que algún niño está llorando o se despierta, se esconde para que no le vean”.

-Pero mamá, yo quiero verlo –dijo Lucía a su mamá.
-Si de verdad quieres verlo, tienes que quedarte muy quieta porque así el duendecillo no se asustará y vendrá a darte un beso –le dijo su mamá.
Lucía se quedó muy quieta, sin hacer ningún ruido durante mucho tiempo, hasta que finalmente el sueño le venció y se durmió plácidamente.

A la mañana siguiente su mamá fue a despertarla.
-¿Has conseguido ver al duendecillo? –le preguntó a Lucía.
-No, pero vino esta noche y me dio un beso. Lo sé porque me quedé dormida y soñé con cosas muy lindas –le explicó Lucía.
-Bueno, tal vez mañana lo veas, mi niña –contestó su mamá.
Algún día conoceréis al duendecillo que cada noche os da un beso de buenas noches.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola.

Comparto plenamente tu post... a veces nos hacemos un mundo por lo que està por venir... y atados a lo que ha sucedido...lo recordare.Sabes? tambien me ha visitado muchas veces el mismo duendecillo de Lucia..

Nohemí dijo...

Estoy encantada de que te haya gustado mi post. Y aunque a veces nos cuesta dar de lado a los problemas, ¡ qué coño !. Espero que sigas ahí comentando, lo agradezco.