jueves, 23 de julio de 2009

Incompatibilidad



" En toda relación humana existe el potencial de conflicto,
y en las relaciones más cercanas o íntimas esto parece aumentar
por la proximidad y frecuencia de las interacciones.
En otras palabras, no hay relaciones humanas libres del potencial
de conflictos, ni siquiera en las relaciones de amor por decirlo
de esa manera. "


Cada uno de nosotros somos un mundo y trasladamos nuestras peculiaridades al ámbito de la relación de pareja: a unos les gusta mandar pero otros tienen un perfil más sumiso o conformista, unos prefieren decidir y otros que decidan por ellos, a unos les encanta dar y darse al otro mientras que otros parecen haber nacido sólo para recibir de los demás, unos necesitan más cariño y a otros les abruman las emociones a flor de piel.

No hay una fórmula que garantiza el éxito de la vida en pareja. Cada uno de nosotros y en conjunto se rige por unas reglas que sirven para mantener viva la relación mientras dura; en si una armonía.

Una de las claves es compartir, pero compartirse no significa sólo intercambiar cosas, favores o deberes. Compartirse es darse, mostrarse involucrado, ofrecer abiertamente la vulnerabilidad de cada uno en la seguridad de ser entendido, aceptado y querido.

Una pareja debe tener un equilibrio, tenemos que desterrar los silencios con significado negativo, los enfados y los rencores acumulados. En su lugar hablemos. El consenso y los acuerdos. Ante la discrepancia de opiniones.

" Hoy por ti, mañana por mi ", porque ante todo somos amigos..., con derecho a roce.

El buen ambiente es esencial, ante las crisis, mantenerse unidos, fortalece la relación. Abandonemos la caza de brujas: de quien ha sido el culpable, somos dos, así que esto significa que habrá parte de ambos.

Permitir que fluya la comunicación.

Vivir en pareja no debería significar una actitud de dar sin límites y no esperar nada a cambio. Generan desequilibrios que, antes o después, terminan pasando factura.

En la pareja al igual que en toda relación, hay que dar y recibir. Hoy yo , mañana tú. Vasos comunicantes que se ladean en un sentido u otro y cuyo fin es mantener la estabilidad. Las desigualdades pueden dar lugar a situaciones de dominio que a largo plazo generan insatisfacción al menos en una de las dos partes.

Es importantísimo conocernos el uno al otro.

Saber lo que le gusta a cada uno. Mantenernos informados del momento que vivimos, porque no siempre sentimos, ni queremos, ni vivimos lo mismo: nuestra vida es una sucesión de etapas. Somos distintos pero también compartimos cosas. A todos nos gusta que nos respeten, que nos quieran, que cuenten con nuestra opinión, que nos valoren como personas en todas nuestras dimensiones : como trabajadores, como hijos, como padres, como amantes, como amigos...

" Se hace camino al andar ". La pareja se hace cuando cada día sentimos que vamos juntos en el mismo camino, comunicándonos desde el cuerpo y la palabra y compartiéndonos de forma incondicional. Establezcamos nuestro código propio, basado en la comunicación, la confianza, el respeto, la ternura y el placer.

domingo, 19 de julio de 2009

¡ Qué coño !



No comprendo porque nos devanamos tanto los sesos pensando el por qué de todo, es una completa pérdida de tiempo, porque la vida se va a cada suspiro, y como algunos dirían: ¡ Qué coño !, vivamos pues sin pensar demasiado.

Estoy más convencida de que hay que disfrutar lo que haces, sientes, dices... en cada momento de tu vida; ya que todo llega y todo pasa, de nada sirve regodearse en sentimientos negativos, es tiempo que no sonríes, que no disfrutas, que no aprendes, que no vives.

Repite conmigo ¡ qué coño !.

Todo lo que sea será al margen de lo que cada uno quiere, el camino te puede llevar por muchos derroteros.

A modo personal, tengo que seguir aprendiendo, y una de las lecciones de estos 15 maravillosos e inolvidables días de julio y lo que resta de mes, me diré una y otra vez: ¡ qué coño !.

Nada de presiones, todo llegará cuando sea prudente, así que he decidido ver la botella medio llena y sonreír, o quitar hierro a los malos momentos, cada vez que flaquee, me acordaré de este post y me repetiré antes de acostarme o en cada momento que decaiga ¡ qué coño !, me lo recomiendo y os lo recomiendo.

Para esas personas que se sienten rendidas, cansadas por cualquier motivo, incluso por razones de natividad. ¡ Qué coño !.

Para una pequeña pero bonita familia porque el destino les ha regalado una pequeña sonrisa en forma de duendecillo , para Lucía con esa pequeña y respingocita nariz. Como diría tu madre ¡ qué mona eres !.

Ya sabes Mari, cuando te encuentres rendida, somnolienta por esas noches de vela continua, de pañales cagados, de tetas hinchadas. ¡ Qué coño !, por un parto de veinte horas, en el que has sabido ver el vaso lleno porque al ver la carita de tu nena se pasaron los dolores.

Disfrutar de la vida, es la mejor carrera que podemos hacer, y la paciencia y la razón serán nuestras aliadas, así que nunca te olvides de esto y repite una y mil veces ¡ qué coño !, ¡ qué coño !.

Este cuento está dedicado para una duendecilla muy especial a la que yo la llamo con mucho cariño garbancito, es para ti Lucía.


EL DUENDECILLO DE LOS SUEÑOS

-Mamá, cuéntame un cuento –dijo la pequeña Lucía.
-Está bien, mi niña, te hablaré de una historia que me contaron cuando tenía tu misma edad –le dijo su mamá.

“Todas las noches, el duendecillo de los sueños hace que todos los niños del mundo se duerman. De noche, cuando sabe que ningún niño puede verlo, el duendecillo se acerca a los que están arropaditos en su cama o en su cuna y les da un beso, muy tierno en sus sonrojadas mejillas. Ese beso era mágico y hacía que cada niño tuviera un bonito sueño. Pero ese duendecillo era muy tímido y vergonzoso y si ve que algún niño está llorando o se despierta, se esconde para que no le vean”.

-Pero mamá, yo quiero verlo –dijo Lucía a su mamá.
-Si de verdad quieres verlo, tienes que quedarte muy quieta porque así el duendecillo no se asustará y vendrá a darte un beso –le dijo su mamá.
Lucía se quedó muy quieta, sin hacer ningún ruido durante mucho tiempo, hasta que finalmente el sueño le venció y se durmió plácidamente.

A la mañana siguiente su mamá fue a despertarla.
-¿Has conseguido ver al duendecillo? –le preguntó a Lucía.
-No, pero vino esta noche y me dio un beso. Lo sé porque me quedé dormida y soñé con cosas muy lindas –le explicó Lucía.
-Bueno, tal vez mañana lo veas, mi niña –contestó su mamá.
Algún día conoceréis al duendecillo que cada noche os da un beso de buenas noches.